Huellas de amabilidad y no de contaminación

¿Cuál es la huella de carbono de tu viaje?

Desde hace ya unos años he reflexionado y transformado completamente la forma en la que viajo, esta vez era muy importante compartir a través de este blog información importante, no solamente porque es algo que realmente me preocupa, sino que puede ofrecer ideas sencillas de como reducir nuestro impacto ambiental. La huella de carbono, se trata del impacto que generamos en el planeta, es decir, la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ser humano al realizar sus actividades diarias.

A nuestro alrededor todo tiene un precio medioambiental: desde acciones tan cotidianas como comprar alimentos o ducharnos, pasando por huellas mayores, como la que deja el transporte o los viajes.

Más conocimiento, más concienciación

Una de las grandes diferencias radica en el medio de transporte que utilicemos al desplazarnos. El avión es, de lejos, el transporte más contaminante, sobre todo en trayectos cortos, pues los momentos de mayor emisión de CO2 son el despegue y el aterrizaje. Si vamos a hacer un viaje trasatlántico, procurar que el único vuelo que hagas sea de América a Europa, en nuestro caso, viviendo en Los Cabos es un poco complicado hacer ese único viaje en avión, pero una vez llegando a tu destino, la forma más ecológica, económica y muchas veces más divertida es viajar en tren. En Europa los viajes en tren son muy comunes y puedes disfrutar de vistas increíbles, que de otro modo te perderías.

En este último viaje que hicimos a los países nórdicos, nos movimos con Skånetrafiken es una app gratuita que te muestra de forma muy sencilla las rutas entre los países y ciudades nórdicos, horarios, multidestinos, etc. Es super sencillo de usar.

Pequeños cambios, grandes diferencias.

Lleva contigo tu botella de agua de acero inoxidable o de vidrio, además de que las botellas de plástico contienen en si mismas micro plásticos, no solamente contaminan tu cuerpo, sino el planeta. En la mayoría de los aeropuertos y ciudades cuentan con dispensadores de agua potable, en la mayoría de las ciudades europeas puedes tomar agua de la llave (siempre hay que preguntar) pero además de que ahorras dinero, le ahorras al planeta unas cuantas botellas de plástico y tapas. Incluso en los eventos y conciertos a los que asistimos te invitan a que lleves tu propia botella y ellos tienen refill de agua potable gratis.

La verdad es que la botella de agua es el básico indispensable, yo llevo también mis cubiertos hechos de bambú, y un contenedor para ensaladas, porque nosotros disfrutamos mucho hacer picnics en los parques de las ciudades que visitamos. También llevamos cada quien un contenedor de café, porque #coffeelovers y en la mayoría de las cafeterías hacen incluso descuentos cuando llevas tu propio vaso de café.

Hospedajes y restaurantes

Híjole este tema me prende, sobre todo cuando hablamos de hoteles "todo incluido" y no me voy a meter con los cruceros, porque ese tema da para 5 artículos. La verdad es que hoy en día hay tantas opciones, los tiempos han cambiado, no necesitamos esos bufetes inmensos y restaurantes abiertos las 24/7 para meternos tanta comida podamos. Si pudiéramos ver el tras bastidores de esos lugares nos quitaría las ganas de comer, es un desperdicio inimaginable.

A la hora que elegimos un hotel, nos fijamos que tenga la llave verde, es una certificación de sostenibilidad gestionada por la mayor organización medioambiental del mundo, la (FEE). Actualmente, hay más de 3.000 establecimientos ecológicos en 65 países diferentes que cuentan con la certificación Llave Verde. Sino encontramos hospedajes con la certificación, nosotros tratamos de aplicar las reglas, por ejemplo no cambiar de toallas y sábanas todos los días, no pedir más alimentos de los que vamos a consumir, además consumimos productos locales lo más posible y de temporada.

Haz que cada paso cuente

Ufff que manera de caminar en este último viaje... creo que una de las formas más increíbles de conocer un lugar es caminando.

Caminar te permite ver con detalle, te permite detenerte, observar, escuchar, oler, sentir... así es como hemos descubierto los rincones más especiales, menos turísticos, lugares donde la gente local vive sus días, para mi esos son los lugares más especiales para conocer. Caminar es otra forma de cuidar el medio ambiente, es completamente libre de contaminantes, mueves tu cuerpo, conecta tus sentidos y descubres los sitios de forma única.

Sumérgete en lo desconocido

Una de las propuestas del ecoturismo es promover los sitios menos turísticos, por muchas razones, una de ellas tiene que ver con el descubrir la forma de vida y las tradiciones de pequeñas poblaciones locales y disfrutar del aire libre y la naturaleza mientras protegemos el entorno. Para nosotros, cuando estamos planeando un viaje, lo primero que nos viene a la mente es como aparecernos en Narnia, nos encantan los pueblitos remotos, rodeados de naturaleza, de idiomas, tradiciones, costumbres ajenas a nosotros, lugares que te hagan sentir una sensación de incertidumbre, algo de miedo incluso, lugares remotos y con cero trampas turísticas. La verdad también disfrutamos las ciudades grandes, en las cuales aprovechamos un par de días para conocer, pero es verdad que la oportunidad de estar en lugares pequeños, remotos, inimaginables es algo muy especial.

Cuando hacemos ecoturismo no solo conocemos y disfrutamos los lugares que visitamos, sino que además protegemos sus valores naturales y culturales y favorecemos el desarrollo socioeconómico de su población local.

Huellas de amabilidad

Me ha tocado ver de todo, desde turistas conscientes, amables, respetuosos, hasta turistas que piensan que porque pagaron su viaje los demás son sus esclavos y les tienen que servir.

Me gusta pensar en los lugares que visito, existe una forma universal de comunicarnos, esa es la sonrisa, la sonrisa es un regalo para ti y para el receptor, es un rompe hielos, es una sacudida de hombros, es una expresión tan humana, tan amable y no cuesta nada. Una invitación a sonreír más mi gente bonita.

Otro acto de amabilidad desde mi punto de vista, es por lo menos aprender a decir buenos días y gracias en el idioma del país que visitamos, es una forma de mostrar interés por un pedacito de la cultura, es otra forma de romper el hielo y de respeto por los que habitan el sitio que estamos visitando, además te puede abrir las puertas a conocer gente sumamente interesante y cambia toda la experiencia de tu visita.

Este acto de amabilidad es de Eduardo, pero es una de las razones del título de este Blog, Eduardo además de pasar 5 horas platicando con quien se deje investigando lo más posible de forma muy divertida sobre cualquier pequeño detalle del sitio que estemos conociendo. Además Eduardo tiene una tradición bellísima en nuestros viajes que quiero compartir. Antes de hacer maletas, de prepararnos para partir de viaje, Eduardo se dedica un día entero en comprar vinos mexicanos, tequilas, café mexicano, dulces mexicanos de la mejor calidad, regalos que les llevarías a tus mejores amigos o familiares, los compra, sin siquiera conocer aún a la persona que los recibirá. Es un poco pesado estar viajando con una maleta extra de vinos por 5 países diferentes haha pero la verdad es un acto de generosidad y amabilidad de admirar.

Es una huella de México, es un pedacito de nuestra cultura llevada por horas en un avión y el destinatario puede ser el gerente de un hotel, el pianista de algún restaurante, el barista de nuestro café favorito, el somelier, recepcionista, incluso les ha regalado a los carniceros de los super mercados, aunque no nos entiendan por el idioma, es el detalle de poner a México en el mapa, no solamente por la increíble diversidad de vinos, tequilas, dulces o granos de café, sino ponerlo como un país en el que habemos gente amable, gente generosa y gentil, gente que nos importa y respetamos tu país, que queremos conocerlo sin invadir, sin destruir, sin acaparar.

Este artículo es una invitación, a reflexionar sobre nuestras decisiones, cada decisión cuenta, por muy pequeña que sea, viajar abre tu mente, abre tu corazón y una vez que sales de tu país, de tu ciudad, sin darte cuenta, nunca volverás a ser la misma persona, es sumamente enriquecedor y construye mucho de quienes vamos siendo.

Cambiemos nuestros paradigmas un poco cada día más para ser constructores de puentes en lugar de paredes, para sumar, para mantener esos tesoros de la naturaleza y de la historia de la humanidad, cuidemos, respetemos y dejemos huellas de amabilidad.

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