Expectativas altas, el camino a la frustración.

Si tenemos expectativas irreales, estamos imponiendo lo que "debe de ser" aunque la vida nos demuestre lo contrario.

¿Qué son las expectativas?

Son suposiciones acerca de lo que creemos que “tendría que ser” en base a lo que aprendimos durante nuestra vida, son una especie de fantasía, de algún hecho que todavía no ha pasado pero que nosotros deseamos que suceda o deseamos que no suceda. 

Muchas veces las expectativas se alejan de la realidad, y eso nos hace encontrarnos de lleno con la frustración, cuando lo que esperábamos no encaja realmente con lo que pasa y aparece el sufrimiento que trae la frustración.

¿Entonces para evitar la frustración, tenemos que deshacernos de las expectativas?

No podemos, pues nuestro cerebro está programado para generarlas, es inevitable tener expectativas de algo o de alguien, las vamos formando de manera automática en nuestra mente.

Hay muchas formas de volverlas más sanas, formas de que funcionen como un “motor” para la motivación, si queremos ser felices es importante equilibrar y minimizar nuestras expectativas, es un trabajo personal que vale la pena, es un camino de autoconocimiento, gestión emocional, e identificación de las expectativas que otros pusieron en nosotros.

¿Cómo empezamos a vivir con nuestras expectativas en el ámbito personal y cómo volverlas flexibles y saludables? 

A continuación, te presento algunas ideas para poner en práctica e identificar que expectativas te están conduciendo a la frustración y a una baja autoestima y auto concepto.

Aprender la diferencia entre lo que es controlable y lo que no es clave, así como el cultivar la aceptación de la realidad, tal cual es.

  1. Auto conocimiento: Conciencia emocional, autoconfianza y valoración adecuada de uno mismo. Observa que expectativas tienes sobre los demás y que expectativas tienes de ti mismo, cuales te están llevando a la frustración y al sufrimiento y cuáles son un motor de motivación para lograr tus objetivos.
  2. Autorregulación: Tenemos que aprender a hacernos cargo y responsabilizarnos de lo que queremos. No está mal pedir lo que queremos. Al hacerlo, le estamos enseñando a las demás personas lo que queremos, y estamos dejando de depositar en otras personas la esperanza de ser satisfechos. 
  3. Acepta: Déjate asombrar por lo que si hay. Muchas veces por tener una expectativa rígida, perdemos de vista la realidad y lo que ella trae para nosotros. Pero al dejar ir la imagen preestablecida de lo que esperamos que suceda, hacemos lugar a descubrir que lo que está sucediendo en la realidad es increíble.
  4. Modificar el tipo de expectativa: Transforma tus expectativas superficiales en algo más profundo. Quitar relevancia a los detalles y enfocarnos en las emociones finales, ¿Cómo quiero sentirme?
  5. Visualiza: Vive hoy lo que quieres que llegue mañana. El 90% de nuestros pensamientos son repetitivos y son de nuestras experiencias del pasado, si comenzamos a visualizarnos en otros escenarios, podemos cambiar día con día nuestros pensamientos y así por consecuencia nuestras conductas, y nuestros resultados.
  6. Cambia tu diálogo interno. Cambiar la forma en que hablamos con nosotros mismos nos hace personas mucho más fuertes y libres. Es recomendable hacer un diario de escritura para vaciar nuestros pensamientos y hacernos conscientes de ellos y así poder elegir que es lo que estamos pensando y que emociones queremos atraer a nuestras vidas.
  7. Flexibilidad: Aprende a cambiar de rumbo. Hacer un alto, mirar al rededor y cambiar el rumbo desapegarnos y empezar de nuevo es muy válido y a veces necesario.

Aprender a vivir con expectativas más reales, menos exigentes, más cercanas a la realidad, puede ser costoso, pero nos ahorra grandes sufrimientos.

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