El Principio del Cambio
Querer que mis papás cambien, desear que no haya tráfico, molestarme porque mi pareja no está disponible… Todos estos pensamientos son en realidad creencias muy antiguas que formó mi ego probablemente en mis primeros años de vida, para protegerme de alguna situación dolorosa y que yo en ese momento no pude contener y no hubo quien me acompañara para enfrentar aquella situación, los famosos traumas o heridas de la infancia.
Aún de adultos, en las situaciones difíciles por las que nos toca atravesar surgen esas creencias idealistas de que “si los demás están bien, yo estoy bien”. Pero pensar así es tan absurdo como querer que dejen de haber olas en el mar para que yo pueda "nadar a gusto”.
Mi Experiencia En Aguas Abiertas.
Hoy en la mañana salí a nadar al mar con el grupo de natación al que me inscribí recientemente y el clima estaba en las peores condiciones, habían olas grandes, lluvia, no había claridad debajo del agua, los otros nadadores me rebasaban, la meta se veía lejísimos, y ahí esos momentos que como dice Nilda, sientes que se te quema el rancho, son los que determinan que te “ahogues” y te tengan que rescatar o que recuerdes todo lo que has aprendido en las prácticas, que saques tu cajita de herramientas y elijas de que forma transitas esos momentos antes de "llegar a la meta”.
Así como en el mar, en la vida, se nos presentan situaciones difíciles, que nos parecen imposibles de atravesar, y que además no son culpa de nadie, y la mayoría de las veces fuera de nuestras manos. En esas situaciones por las que todos pasamos o vamos a pasar (porque todos somos nadadores de la vida) tenemos opciones, o entras en pánico, corres, te cansas y desesperas, gritas y pataleas, o puedes elegir respirar, calmarte, estar atento a la meta, dando una brazada a la vez, con calma y con confianza y aceptando lo que la naturaleza o lo que la vida ES en ese momento.
Los cambios en la naturaleza nos enseñan también que la vida es imposible de predecir.
El clima cambia todos los días y también lo hacen los pensamientos, emociones y sensaciones.
Llueve pero no será para siempre, no necesitamos hacer nada, la lluvia se va sola. Incluso nuestra respiración va y viene en cada inhalación y en cada exhalación.
Ante las situaciones adversas de la vida hay que dejar que todo fluya a través de nosotros. Es difícil saber el desenlace de las experiencias que atravesamos, porque todo cambia constantemente, es imposible controlar el futuro, lo único que podemos controlar es como enfrentamos cada situación y mientras mas podamos aceptar cada momento y confiar en la naturaleza de la impermanencia menos sufriremos ante los vaivenes de la vida, o ante las aguas abiertas.
Acompañantes En Nuestro Camino.
Aquí la importancia de cuidar nuestros vínculos afectivos. En el mar vamos solos, nadando, pero sí tenemos compañeros, que también van en su camino, en su proceso personal. Nadie hará el trabajo por nosotros, pero si que nos podemos acompañar en el camino, no para competir, no para compararnos, pero si para compartir la inmensidad del mar y de la vida. También están ahí nuestros guías y maestros, en sus tablas, conteniéndonos, enseñándonos y si es necesario y completamente válido, subirnos en sus tablas para llegar a la orilla cuando el cansancio nos rebasa.
Gracias a mi pareja, porque en momentos de olas grandes y de cansancio, el ha sido mi guía, maestro y mi compañero, me ha subido a su tabla con amor, respeto, compasión, para que después yo pueda regresar al mar a seguir nadando, con más fuerza, con más determinación, expandiendo mi mente, corazón y alma, y así yo también estar lista por si un día me toca subir a alguien a mi tabla.
La mala noticia es que nada dura para siempre, la buena noticia es que nada dura para siempre
I. Cole